jueves, 6 de diciembre de 2012


Por Mariana Marulanda Barrientos


Para hablar de Colombia hay que tener un conocimiento amplio por ser un país multicultural.  Es un reto para cualquier periodista y sobre todo extranjero hacer historia de un lugar marcado por la violencia y del cual no se habla bien en el exterior.  Sin embargo, diez corresponsales extranjeros asumieron ese desafío y escribieron diez informes de una Colombia que de tanto verla es probable acostumbrarse a ella y dejar en el olvido algunos acontecimientos.  A través de la siguiente reseña se expondrá el género periodístico utilizado, se hablará de los autores, se examinará el título y por último una breve descripción de lo que discute el texto.

“Cómo nos ven los corresponsales extranjeros” es un género periodístico interpretativo el cual combina la opinión con la información y con esta mezcla surge un reportaje que ahonda hechos de interés humano y en donde el periodista interactua en los distintos ambientes colombianos para narrar una historia.

Son diez periodistas extranjeros que desde su mirada apuntan a temáticas diversas para realizar informes que construyen la realidad desde afuera de una Colombia desprestigiada.  Basta con mencionar algunos autores como Guido Piccoli, excorresponsal de prensa en Colombia y tal vez el conocedor italiano de la realidad colombiana, también escritor y traductor.  Leslie Wirpsa periodista estadounidense que vivió alrededor de 10 años en Colombia y fue autora de dos extensos informes sobre derechos humanos, política estadounidense y seguridad política en Colombia y dictaba talleres sobre: “Dignidad de la mujer y defensa personal” para los barrios marginados de Bogotá. Mencionando solo algunos, para decir que en 1995 estos periodistas relatan con ojo extranjero lo que ven  del país en una época en la que la violencia se filtra por cualquier rincón.

“Como nos ven los corresponsales extranjeros” es un título con una clara relación del contenido del libro pues plasman lo que perciben situando su punto de vista de acuerdo a experiencias vividas. Cuando se lee el título, es como examinar la biografía de uno mismo pero escrita por otro, incita a la lectura pues es un esbozo que indica el pensamiento de periodistas que han elegido a Colombia como protagonista de sus historias.

Este libro comienza hablando de una Colombia vituperada, maltratada, acusada, y condenada a la picota. Violada dos veces; primero, en su propia casa por los mafiosos, los torturadores y los violentos y después mancillada por jueces internacionales que se babean por copular con ella y después la acusan de puta. Un texto que se enfoca en la miseria, la corrupción y el caos, pero también habla de la mujer de carne y hueso y la mujer de la pantalla y de los libros. De un hombre catalogado como una media naranja amarga, de las carreteras, de los delfines del amazonas, de la rumba y del humor.

El personaje principal de este reportaje es Colombia y sus autores escriben con un subjetivismo propio, algunos descargan su malestar por acontecimientos ocurridos. Al parecer orientan sus relatos por unos lugares del país, se habla de la mujer colombiana con las características de la mujer bogotana, el humor que relata es tal vez un tanto superficial porque de los chistes hay más que contar.  No obstante, la escritura es impecable pues hace uso de los géneros narrativos en los que utiliza la descripción. Son historias cortas y verídicas de cómo distinguen la realidad del país en esa época y en algunos momentos sobresale la lírica.
Para concluir es acertado anotar sin excederme en juicios de valor que este libro consta de historias que revelan de cierto modo lo que es Colombia.  Y aunque no estoy de acuerdo con algunas apreciaciones de estos periodistas puedo agregar que la lectura es agradable, oportuna y contundente para el aprendizaje de un estudiante de Comunicación Social que puede asumir otro desafío y es transformar la “mala prensa” para darle otra imagen al país.