Por Mariana Marulanda Barrientos
Para hablar de Colombia hay
que tener un conocimiento amplio por ser un país multicultural. Es un reto para cualquier periodista y sobre
todo extranjero hacer historia de un lugar marcado por la violencia y del cual
no se habla bien en el exterior. Sin
embargo, diez corresponsales extranjeros asumieron ese desafío y escribieron diez
informes de una Colombia que de tanto verla es probable acostumbrarse a ella y
dejar en el olvido algunos acontecimientos.
A través de la siguiente reseña se expondrá el género periodístico
utilizado, se hablará de los autores, se examinará el título y por último una
breve descripción de lo que discute el texto.
“Cómo nos ven los
corresponsales extranjeros” es un género periodístico interpretativo el cual
combina la opinión con la información y con esta mezcla surge un reportaje que
ahonda hechos de interés humano y en donde el periodista interactua en los
distintos ambientes colombianos para narrar una historia.
Son diez periodistas
extranjeros que desde su mirada apuntan a temáticas diversas para realizar
informes que construyen la realidad desde afuera de una Colombia
desprestigiada. Basta con mencionar
algunos autores como Guido Piccoli, excorresponsal de prensa en Colombia y tal
vez el conocedor italiano de la realidad colombiana, también escritor y
traductor. Leslie Wirpsa periodista
estadounidense que vivió alrededor de 10 años en Colombia y fue autora de dos
extensos informes sobre derechos humanos, política estadounidense y seguridad
política en Colombia y dictaba talleres sobre: “Dignidad de la mujer y defensa
personal” para los barrios marginados de Bogotá. Mencionando solo algunos, para
decir que en 1995 estos periodistas relatan con ojo extranjero lo que ven del país en una época en la que la violencia se
filtra por cualquier rincón.
“Como nos ven los
corresponsales extranjeros” es un título con una clara relación del contenido
del libro pues plasman lo que perciben situando su punto de vista de acuerdo a
experiencias vividas. Cuando se lee el título, es como examinar la biografía de
uno mismo pero escrita por otro, incita a la lectura pues es un esbozo que
indica el pensamiento de periodistas que han elegido a Colombia como
protagonista de sus historias.
Este libro comienza hablando
de una Colombia vituperada, maltratada, acusada, y condenada a la picota.
Violada dos veces; primero, en su propia casa por los mafiosos, los
torturadores y los violentos y después mancillada por jueces internacionales
que se babean por copular con ella y después la acusan de puta. Un texto que se
enfoca en la miseria, la corrupción y el caos, pero también habla de la mujer
de carne y hueso y la mujer de la pantalla y de los libros. De un hombre
catalogado como una media naranja amarga, de las carreteras, de los delfines
del amazonas, de la rumba y del humor.
El personaje principal de
este reportaje es Colombia y sus autores escriben con un subjetivismo propio,
algunos descargan su malestar por acontecimientos ocurridos. Al parecer
orientan sus relatos por unos lugares del país, se habla de la mujer colombiana
con las características de la mujer bogotana, el humor que relata es tal vez un
tanto superficial porque de los chistes hay más que contar. No obstante, la escritura es impecable pues
hace uso de los géneros narrativos en los que utiliza la descripción. Son
historias cortas y verídicas de cómo distinguen la realidad del país en esa
época y en algunos momentos sobresale la lírica.
Para concluir es acertado
anotar sin excederme en juicios de valor que este libro consta de historias que
revelan de cierto modo lo que es Colombia.
Y aunque no estoy de acuerdo con algunas apreciaciones de estos
periodistas puedo agregar que la lectura es agradable, oportuna y contundente
para el aprendizaje de un estudiante de Comunicación Social que puede asumir
otro desafío y es transformar la “mala prensa” para darle otra imagen al país.